Hace una semana dimos por terminada oficialmente, mediante una celebración entre colegas, nuestra participación en el proyecto de verano de Centinelas y Educadores Ambientales en las Desembocaduras de los Ríos Huenchullamí y Mataquito.
Acudimos a la convocatoria de la ROC -Red de Observadores de Aves y Fauna Silvestre de Chile, junto con el Programa de Soluciones Costeras y ADEMA – para realizar labores de educación y vigilancia de las playas que alimentan ambas desembocaduras para asegurar la supervivencia de las diferentes aves playeras que habitan estas zonas del Maule durante el año.

Este fue un trabajo de hormiga, uno a uno, en el que los integrantes del equipo abordaban activamente a los visitantes, tanto locales como de otras comunas de Chile y del extranjero, para compartir información acerca de la importancia de esta zona para la conservación de la población de las distintas aves que llegan a este lugar.
Se dio especial hincapié a las dos especies que nidifican desde diciembre a marzo en las playas de Rancura, La Pesca, Iloca o La Trinchera, que son el pilpilén americano y el chorlo nevado.
Tuvimos la fortuna de encontras algunos nidos de pilpilén directamente en la playa, a los que tuvimos que rodear con elementos de protección debido a que a pesar de la prohibición de ingresar vehículos motorizados a las playas de todo Chile, éstos circulaban en gran cantidad, fomentado en gran parte por la ausencia de fiscalización de las autoridades competentes en la zona, en este caso, la Marina de Puerto de Constitución, a pesar de que se les llamó al número 137 en repetidas ocasiones, éstos no acudieron.



Fueron seis fines de semana dedicados a la sensibilización para la protección de las aves, en los cuales las personas, tanto niños como adultos recibían información en forma de imágenes que plasmaban la fragilidad de la forma de nidificación de éstas aves, y se sorprendían tanto de la fragilidad de las aves como de su versatilidad, de sus rutas migratorias, de sus capacidades fisiológicas, de su variedad, etc.
También realizamos un conteo de aves, en el marco del Censo Neotropical de Aves Acuáticas, cuyos datos ingresamos a la plataforma/app internacional e-bird


Las aves que habitan en ambas desembocaduras corresponden a más de 130 especies diferentes, las que se van rotando dependiendo de la época del año, por ejemplo la gaviota dominicana, la franklin, la cahuil o la garuma, el zarapito común, el flamenco chileno, dos tipos de cisnes, de cuello negro y el coscoroba, etc.
Estas especies peligran debido a la presencia de autos, motos, perros sueltos, basura, la caza, la presencia de ganado o caballos en la playa, helicópteros, etc.
Nos encontramos con una excelente recepción de las personas, quienes luego miraban estas interrupciones con mucha mayor conciencia y con ojos más críticos.
Muchas gracias al equipo de colaboradores y a las personas abiertas a recibir esta información



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